Keiko Ogura, una historia que pudo no haberse contado
07/06/2017
Hiroshima, Japón.- Han pasado 72 años de aquel hecho devastador. Ella apenas tenía ocho años de edad cuando le tocó vivir el estallido de la bomba atómica. Su rostro muestra el paso del tiempo, pero su mirada parece intacta y guarda aquel momento donde varias familias se dispersaron. Es Keiko Ogura, una de las sobrevivientes de ese 6 de agosto de 1945 en Hiroshima.
Gracias a que su padre le dijo que no asistiera a la escuela debido a un presentimiento, Keiko puede contar su historia. Segura y con temple como el corazón y la esperanza de seguir adelante.
Su mirada irradia amabilidad, su cuerpo marca pausado el tiempo que no perdona. Retrocede al pasado y cuenta ese instante que le tocó el alma y que a pesar de los años poco a poco cicatriza.
Apenas sonó la alarma y corrió para protegerse en un túnel. Cuando el reloj marcó la 8:15 de la mañana, seescuchó un estruendo que no entendió y que nadie podía explicar.
Llegó esa luz quemante que fue lo primero que vio y que le arrebató la vida a miles de personas. Cuando esa luz se apagó, el viento sopló fuerte, fue como abrir una cortina para descubrir una escena de horror que cayó sobre Hiroshima. Sus ojos no podían creerlo. Dolor, llanto y tristeza.
Keiko se estremece cuando vienen a su memoria esos instantes. Recuerda que una lluvia negra que cubrió la ciudad y el color se perdió.
“Todo estaba destruido”, asienta al tiempo que mueve las manos como para tratar de explicar con más detalle. “La gente corría para ayudar a los heridos. Vi muchos cuerpos tirados, muchas heridas y mucha tragedia”, continua.
Sin embargo, comenta, ahora ya tenemos la paz, se vivió un infierno y eso no ayudó levantarnos para seguir adelante con más fortaleza.
Keiko se siente afortunada por haber tenido la oportunidad de sobrevivir, de soportar ese instante que marcó la historia de Hiroshima y está agradecida por eso. Quien logró salir adelante y que ahora se dedica, a través de conferencias, a compartir su experiencia en varios países.
Se alegra de que saber que Tokio será sede de los Juegos Olímpicos del 2020, y eso reaviva su corazón. Porque el deporte es sinónimo de paz y hermandad.
“Sé que estarán los deportistas mexicanos en Hiroshima, me gustaría motivarlos a través de mi experiencia. Quiero que vean cómo dejar un pasado y vean adelante, cómo se construyó una ciudad”, indica.
Ogura platica brevemente con el presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), Carlos Padilla Becerra, quien le expresa su reconocimiento tras haber superado ese acontecimiento y la considera una persona de gran entereza.
“México y los mexicanos pensamos que no debe de repetirse un hecho tan grave como sucedió en Hiroshima en 1945”, señaló el dirigente mexicano.
Keiko es una imagen viva de ese acontecimiento donde el color se perdió. Recuerda con detalle esos minutos, horas y días que la marcaron, pero que de no haber sido por su padre, esta historia no pudo haberse contado.