Ser madre y deportista, una experiencia increíble: Vega
10/05/2019
Ha pasado un año y cuatro meses desde que cambio su vida. Los desvelos conoció y las enfermedades la preocupó. Hoy en día, la velerista Demita Vega vive uno de sus grandes sueños personales al cuidar y proteger a su pequeña Alizé, sin descuidar sus objetivos deportivos para llegar a sus terceros Juegos Olímpicos en Tokio 2020.
La olímpica en Beijing 2008 y Río de Janeiro 2016, sabe que el camino a recorrer no es fácil, pero gracias al apoyo de su esposo y entrenador Adrien Gaillard, de su familia y su madre, puede cumplir con el rol de madre deportista. Un rol que se ha dado en el deporte mexicano.
Hace unos días, Vega de Lille compitió en la Semana Olímpica Francesa de Hyeres, donde tuvo su primera competencia alejada de su hija, pero sabe que deberá hacer algunos sacrificios para alcanzar su próxima meta que serán los Juegos Panamericanos de Lima, Perú, del 26 de julio al 11 de agosto.
“Tengo la fortuna de ser madre, de conocer y tener un amor puro. No hay amor más grande que el de una mamá por su hijo. Ahora entiendo lo que sentía mi mamá cuando era pequeña. Estoy viviendo algo increíble”, mencionó.
La velerista está contenta por el camino que está descubriendo y que no la deja de sorprender, ya que día a día aprende cosas diferentes, que no solo un hijo puede enseñar, aunque la rutina requiera de cambios.
“El ver como se entrega de esa forma tierna y amorosa ha sido una experiencia maravillosa. Entrenar con los desvelos que conlleva el atender a un bebé. No soy de desvelarme, pero sí de dormir temprano, y de pronto siento que es no dormir y levantarse para ir a entrenar”, indicó.
La medallista panamericana en Toronto 2015 agregó que han tenido que modificar parte de su rutina, “siempre tenemos una programación y con un niño no lo puede llevar al cien por ciento, pero es importante tener esa capacidad para adaptarse al cambio.
“Antes tenía más tiempo para mis entrenamientos, ahora necesito ayuda de más personas y tengo el apoyo de mi mamá con Alizé, quien también me ha acompañado en algunas competencias para poder estar con ella”, contó.
La regatista recordó que la primera competencia fue un evento Norteamericano en Cancún, cuando su hija apenas tenía cinco meses de nacida. “Mi mamá me ayudó mucho a cuidarla cuando estaba en competencia y tenía que salir entre regata y regata para darle de comer, sin embargo, habrá competencias donde no me puedan acompañar, y creo que en los Panamericanos si estarán”.
Para Demita, esta experiencia que vive como madre no la cambiaría por nada, ya que es un momento en la vida de toda mujer donde la experiencia es inolvidable y que se queda guardada en la memoria y el corazón.