23/03/2015
Debieron cumplirse dos ciclos olímpicos para que clavados volviera al medallero olímpico, y fue Álvaro Gaxiola, con su plata en plataforma, quien puso en alto el nombre de nuestro país en los Juegos México 68, pese a perderemocionante final con el italiano Klaus Díbiasi.
Gaxiola Robles comandaba la competencia tras cinco ejecuciones, pero el austriaco Díbiasi, naturalizado italiano (nació en Solbad Hall), se fue a la cima al realizar un salto con mayor grado de dificultad para salir airoso por casi 10 puntos de diferencia, 164.18 por 154.69.
Álvaro se convirtió en el tercer clavadista mexicano en lograr una medalla olímpica (sexta en total), después de Joaquín Capilla (oro, plata y 2 bronces) y Juan Botella (bronce).
Para muchos, ser el primero en saltar es una desventaja porque le brinda al rival la posibilidad de saber qué clavado elegir (grado de dificultad) para vencer, y eso sucedió en la Alberca “Francisco Márquez aquél 26 de octubre de 1968.
Álvaro subió primero a la plataforma y ejecutó un clavado de vuelta y media atrás en extensión. Dibiasi ya sabía lo que necesitaba para el oro, y sin miedo alguno se lanzó al aire en dos y media vuelta en holandés, lo hizo casi perfecto y fue el triunfador, en una final dramática que muchos amantes a los salto ornamentales aún la comentan.
Pero llegar a esta conquista no le fue fácil a Gaxiola. Su primera experiencia olímpica fue en Roma 60, terminó cuarto; para Tokio 64 estaba calificado al ganar el selectivo pero en una práctica en la fosa de Ciudad Universitaria se golpeó la cara con la tabla y fue llevado al hospital donde le realizaron una intervención quirúrgica de 20 puntadas en frente y nariz, para quedar fuera de la selección.
Álvaro, quien de niño quería ser futbolista profesional en el América, no solo se dedicó al deporte, sino también se entregó a sus estudios, fue así como se graduó como ingeniero civil en la Universidad de Michigan a finales de la década de los 50.
En 1965 se fue a Estocolmo, Suecia, contratado por una importante compañía telefónica, regresó dos años después para vivir cerca del Centro Deportivo Olímpico Mexicano y pidió una oportunidad de representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos del 68 para realizar su viejo sueño: tener una medalla.
Álvaro, quien ya falleció, radicó en Guadalajara, fue representante de la compañía telefónica sueca en una zona que se extiende hasta el Bajío y parte de Tamaulipas. En la Perla Tapatía, hace cuatro años, se construyó una fosa de clavados que lleva su nombre, con una inversión de 4 millones 700 mil pesos.