23/03/2015
Sydney vivía sus últimas horas olímpicas. El fuego estaba a punto de extinguirse, ya los atletas preparaban sus maletas para regresar a casa. Pero, en el boxeador mexicano Cristian Bejarano, todavía el fuego de la competencia no se había apagado. Había vencido a Gilbert Khunwane, de Botswana, y al rumano George Lungu…–Sigue vivo –dicen los que hablan de boxeo.
Ya Liborio Romero, Daniel Ponce de León, Francisco Bojado, César Morales y José Luis Zertuche habían sido eliminados en cuartos de final. Se habían quedado a un triunfo de la medalla, a un pasito de la gloria. Y sólo faltaba Cristian, en peso ligero. En él estaban, pues, depositadas las esperanzas del boxeo olímpico mexicano. De no regresar con las manos vacías… de continuar esa vieja tradición de dar metal al país, desde aquel 1932 cuando don Francisco Cabañas inició en Los Angeles la colección de once preseas.
Aquel 26 de septiembre, el mundo conoció la noticia: El mexicano Cristian Bejarano aseguró hoy la medalla de bronce en la división de los 60 kilogramos del torneo de boxeo de los Juegos Olímpicos de Sydney, al imponerse por 14-12 al kirguís Almazbek Raimkulov, en el Centro de Exhibiciones, que lució pletórico. Además, esa noche, Cristian entró al cuadrilátero con un estímulo adicional. Recuerda:
–Antes de la pelea me dijeron lo de (Fernando) Platas y eso me dio más ganas. En los últimos cuatro años, en lo único que pensaba era ser medallista olímpico. Para eso me preparé todo ese tiempo, alejado de mi familia, pero con ese sueño vivo en cada entrenamiento, en cada pelea, en cada torneo…La presea de Fernando desató la euforia en la delegación mexicana…Recuerda Ricardo Contreras, titular de la federación de boxeo:
Cristian era un convencido de que iba a triunfar ese día. Me dijo seriamente: “No se preocupe licenciado, yo bajo hoy con una medalla… después vendrá la de oro”.
Y bajó. Era el hombre de la noche. Ya era medallista, Y tras él los reporteros, los fotógrafos, los dirigentes…Contreras: –Cuando bajó del ring, hubo una trifulca. Casi llegaron a los golpes otros mexicanos, periodistas. Cuando lo vi más tarde me explicó que él pensaba que si quería irse al profesionalismo, a lo mejor Televisa le daba mayor proyección –Una de las cualidades de Cristian, además de ser un buen boxeador, fue la de ser un agradecido. Un hombre correcto, serio, honesto.
Cuando vino al CDOM a recoger sus cosas, subió a mi oficina y me dio las gracias. Platicamos de sus nuevos planes e, incluso, me pidió que si era necesario se le autorizara a venir al CDOM a entrenar, aun cuando estuviera en el profesionalismo. “No hay ningún problema. Esta es tu casa. Puedes venir cuando quieras…” Pero, esa noche, Bejarano Benítez quería algo más que esa medalla de tercer lugar. En México, pocos creían en él; en Estados Unidos, algunos expertos lo daban entre los favoritos. Y eso era, para él, el mejor acicate. Probar que, en efecto, tenía las cualidades boxísticas para estar en el podio olímpico.
Ya la medalla de bronce descansaba sobre su pecho. Mas…Sydney, 28 de septiembre. El mundo conoció la noticia: El ucraniano Andriy Kotelnyk acabó con las esperanzas de México de llegar a su primera final desde Los Angeles ‘84, al imponerse hoy 22-14 a Cristian Bejarano, en una de las peleas de semifinales en la categoría de los 60 kilogramos, en pelea realizada en el Centro de Exhibiciones de Sydney.
Con un boxeo menos espectacular y también menos preciso, el ucraniano se enfiló a la final gracias a la colaboración de los jueces, que no calificaron de la misma manera los impactos del mexicano y eso provocó la diferencia tan amplia en el resultado. Ese martes, Bejarano Benítez recordó aquellas palabras de su entrenador en el CDOM, Francisco Bonilla: “será ahora o nunca más”. Requería de ese triunfo para asegurar la presea de bronce. Ya cinco de sus compañeros habían sido eliminados..,.Con un triunfo, igualaría lo hecho por Mario González en Seúl 1988, al ganar una presea en el boxeo olímpico, para él sería la duodécima medalla en el boxeo olímpico mexicano.